Nadie Se queda Fuera del Alcance
Nuestro Dios es un Dios imponente, tiene autoridad y poder sobre las fuerzas elementales y espirituales y muchas veces no podemos entenderlo. En el evangelio para el domingo que viene, los discípulos lo vieron y se transformaron, los demonios lo vieron y tuvieron miedo, el hombre endemoniado fue sanado por él, y la gente del pueblo lo vio y no supo qué hacer con tal poder. Jesús viene a desafiar y expulsar todo poder que nos impida vivir plena y libremente como seres humanos creados a imagen de Dios. Si definimos “demonios” como aquellas fuerzas que nos han capturado y nos han impedido convertirnos en lo que Dios quiere que seamos, estamos tan poseídos por tantos demonios como los que Jesús encontró. Nuestros demonios pueden ser de muchas clases: racismo, pobreza, enfermedades mentales, adicciones, obsesiones, hábitos destructivos, etc.
Jesús fue intencional al cruzar los límites entre las regiones judía y gentil solo para dar sanidad a este hombre; es decir, todo el desvío de Jesús hacia este lugar extraño y desconocido fue para hacer precisamente eso, para librar a este hombre de sus demonios y transformarlo de ser una “Legión de demonios” a ser un ser humano nuevamente, un hijo amado de Dios. Nadie se queda fuera del alcance del amor redentor y sanador de Cristo.
—La Reverenda Fatima Yakubu-Madus, Diácono |