Pide y Recibiras
En nuestras vidas, puede resultarnos difícil pedir cosas: ayuda, consejo o incluso los bienes materiales que necesitamos para sobrevivir- comida, vivienda, un aumento de sueldo. Puede ser difícil pedirles a las personas con las que nos relacionamos lo que necesitamos- más claridad, una forma diferente de afecto o considerar un punto de vista diferente. Hemos sido formados por una sociedad desafortunadamente individualista, que espera que cada uno siga su propio camino y asume que la incapacidad de satisfacer nuestras propias necesidades es el resultado de la debilidad. Cuando batallamos al pedir cosas o el ser vulnerables con quienes nos rodean, me pregunto si es porque nos sentimos avergonzados de no estar cumpliendo con las expectativas del dominio e independencia que se espera culturalmente.
Pero Jesús nos invita a pedir – a traer nuestras necesidades, nuestros deseos, nuestros más profundos anhelos y esperanzas a Dios. Qué cosa tan radical, que el mismo Dios que creó el cielo y la tierra quiera saber lo que hay en tu corazón: ” Así que yo les digo: Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre”.
Jesús nos enseña muchas cosas: cómo amar a los demás, cómo servir al prójimo, cómo vivir una vida en comunidad unos con otros. Muchas veces usamos el lenguaje de “radical” para describir la vida cristiana. Y esto sería cierto, porque Jesús siempre nos está señalando prácticas y hábitos que son tan diferentes a los de la sociedad que nos rodea. Y así es radical porque nos abre florecimiento donde sólo hubo asfixia, relación donde sólo hubo fractura, vida donde sólo hubo muerte. Pidan, mis amigos, y recibirán.
– El Rvdo. Canónigo Greg Baker
|