No Podemos Elegir solo Algunas Partes de Jesús
A veces, las palabras de las Escrituras son agradables al oído. Pero otras veces son más desafiantes. Muchas veces podemos ser atraídos hacia las cosas de la vida que son más fáciles, que preferimos, y esta tentación también puede influir en la forma en que leemos la Biblia. El Evangelio del domingo podría dolernos más nuestros oídos que cuando se nos llama a amar a nuestro prójimo, aunque diría que esa es su enseñanza más difícil de todas. Pero, no obstante, son las palabras de Jesús, y no podemos ignorarlas necesariamente. No podemos elegir mantener algunas partes de Jesús y deshacernos de otras. Nosotros tomamos todo de él .
No podemos olvidar, sin embargo, que Dios es misericordioso, lento para la ira y muy grande su amor. Si va a haber un juicio de este mundo, será promulgado por el mismo Dios que dejaría atrás a las noventa y nueve ovejas solo para encontrarnos a usted y a mí. El fuego de Dios es refinador, no destructivo. Y no sé ustedes, pero yo necesito ese refinamiento todos los días. Estar abierto a este refinamiento es estar abierto a una nueva forma de vida, una que no siempre es fácil o está alineada con las formas del mundo.
Y, sin embargo, Pablo nos exhorta: “Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios.”
– El Rvdo. Canónigo Greg Baker
Canónigo para Formación Espiritual
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